viernes, 20 de febrero de 2009

Cabalgamos la Palabra

Como una lanza en ristre la voz de los poetas del Quijote se abalanza sobre la tarde y ensarta al sol dejándole una metáfora eclipsada para que la luz siempre recuerde que la sombra es poesía. Una guitarra, un sobresalto de notas, el sutil encuentro de los ojos mirando más allá de las pupilas… El Quijote.

martes, 3 de febrero de 2009

Tierra y Petróleo

Quiero morir para ver la luz
Quiero morir para soñar
Para sentir, para sonreír.
Pero quiero vivir porque para ello nací
Nací para ver como mueren los otros
Nací para dolerme en la guerra y bosques destruidos
Para añorar esos ojos claros de mar y cielo
Así como aquellos de tierra y petróleo…
Así como al sueño robado…
Quiero morir en este poema gris
Interrumpido por una maldita llamada equivocada, de una persona que no se quien diablos sea
Porque de ellos esta lleno el mundo
De diablos, sin razón, sin razón
Que matan y son matados porque si…
¿Para que nací? ¿Para que nacimos?
La vida se diluye en armas y bombas,
¿Porque culpamos a inocentes?…
O peor aun, ¿porque pagan los niños?
Daría mi vida por verlos volar con una mariposa
Tras la miel de una abeja, después de la escuela…
Pero mi vida no basta, ninguna bastaría, esto se ha vuelto cotidiano…
No se si podamos hacer algo, cada día armamos un rompecabezas de terror y miedo sin darnos cuenta, y parece divertido…
No se si podamos detenerlo… ya es una costumbre…
Nací para ver esto, y para morir junto aquellos que ya se fueron…
Aunque quizá…
Ellos tampoco logren ser felices,
Y permanezcan del lado oscuro de la luna
Aquel que nadie observa.

Neilly Zambrano!.

sábado, 8 de noviembre de 2008

PICADA


Espera un momento,
Caracola sobreviviente; destilante fetidez a insomnio anciano.
Disfruta este instante en que la distracción me sacude,
Como vela abatida por la tormenta infinita,
No hay suficiente luz en las cuencas de una mirada que se olvida,
Y si se olvida, ¿cómo es que ahora la recuerdo?
No pretendo desquiciar tu pulular de ave carnívora,
-Y el desquicio se dio, como la lluvia-
Calcinar ese infame desvelo que produce tu distancia diminuta,
Longitud embaulada de piedras pálidas.
Espera un momento,
Luciérnaga de amor antiguo y perlada presencia de los días,
Llego tu resuello de inválida frescura a mi oído inerte
Como pasto de la llanura mecido a voluntad de un viento en marmolina gris,
Intuye cuanto quiero de ti,
Calcula cuanto dejo de ti,
En una sonrisa que apenas pregunta qué hora es…
Aquí cambio, aquí soy cadena en cadencia decadente,
Aquí sufro el astio de tu asomo espía,
Pensamiento extraviado que varía razones de pulso indígena,
Y mis trazos incalculos sobre esta realidad súbita.
Espera un momento,
Estrella en suspensión,
Alma ascendente de perro callejero,
-Aullido pasmado-
Saturado ambiente de desespero…
Espera un momento,
No zarparas de mi ventana,
Ni rosaras el ramillete que curioso apunta tu esfinge,
No te dejaras caer,
Mantenme en esperanza punzante
Hasta que acaba estas líneas,
Luciérnaga,
Luz de reencarne habitual.
Cada vez que te deseo no hay luna,
No hay letras,
Se acaba el sueño.
Catástrofe aérea,
Sancudo en el piso,
Un maldito menos que se sirva de mi sangre…
Calientita,
Vino tinta.
Puedes ahora partir,
A enmudecer por completo los labios
De la fuente donde duermen los pétalos de ayer.
Quieres gritar, quieres gritar,
Grita…
Revienta tu aliento,
Y regresa a las tinieblas en silencios de ciudad…
Tal vez ponga una vela entre tus cuencas vacías.

Miguel Coronel.

domingo, 5 de octubre de 2008

Humo de Cigarrillo


Muerdo la noche
Sin esencia
Que plasma rostros
En una vieja plaza
La brisa susurraba
Y aquel humo de cigarrillo
Detuvo tus pasos…
Frases ingenuas
Intentaron hacer un muro…
Un muro distante
Un muro sin canto…
Dejamos una pequeña ventana,
Y seguimos caminando como si nada…
Tu mano, mi mano, su mano
Allí estaban, pero nunca estarán.
Fue un simple sueño que aun no recuerdo
Solo se
Que hasta aquel domingo
Esa ventanita estuvo abierta…
Y aquellas frases sin decir se llevaron
Arrastras una vieja promesa…

NAZ

sábado, 4 de octubre de 2008

Censurado.


A plenitud
El deseo humedece los rincones
Sobregiro los pecados
Que en la versatilidad del sexo se desvanecen,
Hasta que resucita y perdona
Al oleo
Los cubiertos
Vajillas de porcelana
Mesa redonda
Dispuesta a todo
Las cosas que no se ven
Cuando se está en la dimensión de lo oculto y bien pronunciado.
Mala suerte, perros y gatos subastados
Vestida de seda
Pequeñas lentejuelas alumbran las noches
Como casa recién pintadas.
Mi vanidad habla, le respondo…
¡Calla!
Obligo a que mis penas las pague el ciervo.
En mi recinto de malditos
Se encuentre…
¡escuchen! Por favor
¡escuchen!
Vine por mi, no lo celebren…
Porque entre decapitados y cabos sueltos
Mi nombre esta escrito.

Mariangel Sanchez

domingo, 7 de septiembre de 2008

Necesidad.


Este es un poema necesario.
De esos que nos quedamos soñando
Desde el comienzo.
Las tardes tienen nombres
De calles solitarias.
Y si es de noche,
Llueven las delgadeces adolescentes,
Y sus aguas de fiebre y parpados cansados.
Una hoja pasa casi sonando,
Queriendo vivir.
Y cierro los ojos tratando de creer en la reencarnación.
Quizás alguien diga que no necesitamos nuevas palabras.
Pero yo amo las plazas
Como ciertas cosas ocultas que aman los poetas.

Alessandra Coronel

jueves, 21 de agosto de 2008

¿Dónde detenerse?


Después de la montaña quedo yo…
Como un gran paréntesis
En la frase que no escribes.
Después de la tarde vuelven los verdes…
Y entonces, esta voz que me habla…
Quizás azul.
Quizás gris.
Donde no vuelven las sobras de nuestros destinos errados.
El rezo purpura…
Alas de un pájaro cualquiera.
Una sombra que me derrite desde arriba.
Campana
Cemento
Arena…
Sentimos pasos profundos recogerse del asfalto.
Aquí se acaba el camino.
Aunque tus pies me guíen.
No hay un más adelante,
Para el segundo que acaba de morir.
No hay un más adelante,
Para el enigma impreciso de una puerta a mi espalda.
¿Qué callan las estatuas cuando la ciudad está lejana?
Después de la montaña quedo yo…
Mis iras con mis querencias.
Debí nacer ciega…
Para mirar con los ojos de mí sombra,
Sería todo más claro ahora.

Alessandra Coronel